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Siempre se ha dicho que «un pueblo sin niños es un pueblo sin vida». Es verdad, pero yo añadiría que un pueblo sin niños es un pueblo enfermo. A medida que disminuye el número de nacimientos, va aumentando la gravedad del enfermo.

Cuando dejan de nacer niños, la población envejece… y muere. Con cada persona que falta, el pueblo se debilita. Cuando desaparece la última persona, el pueblo muere.

Foto: Museo de Castrocalbón

Castrocalbón, como la inmensa mayoría de las poblaciones del mundo rural, es un pueblo enfermo, debido a que fallecen más personas de las que nacen.

Si hace cincuenta años podíamos hablar de una media entre 20 y 30 nacimientos al año; hoy ha bajado alarmantemente la cifra, hasta quedarse en 2 a 5 nacimientos/año.

Foto: Rocío Fernández

El modelo de vida actual hace que las familias tengan menos niños. Otro factor en contra es que los jóvenes se van a las capitales, por trabajo o buscando una supuesta mejor vida para ellos y sus futuros hijos.

Foto: Pagus Cenador

Foto: Redes sociales

Por cisimo