Se le conoce como «El Cacho de la Truena» y es un testigo que se pasaban los vecinos de la localidad de Calzada de la Valdería

El día que había tormenta, el vecino que se encontraba en posesión del Cacho, tenía la obligación de ir a tocar la campana; para que la «Truena» no descargara «piedra» y arruinara la cosecha.

El Cacho permaneció desaparecido durante muchos años y cuando fue encontrado estaba en un lamentable estado de conservación.

Un amante de la historia, un investigador,  un albañil, un bloggero, Joaquín Pérez, «el ti Joaquín», se  encargó de llevar a cabo su restauración.

Comenta Generosa Crespo, que cuando su padre Agustín tocaba la campana, se podía escuchar este verso:

«Relampa y truena, relampa y truena;

pa Sierra Morena.

relampa y truena, relampa y truena;

pa Sierra Nevada;

que no hay trigo ni cebada.»

    En  zonas rurales es bien conocido que las tormentas no son buenas aliadas para las cosechas. Una tormenta de pedrisco, en pocos minutos, puede acabar con el trabajo de todo el año; arrasando las cosechas de los agricultores.

Para luchar contra las inclemencias meteorológicas no hay métodos efectivos. . Décadas atrás, se intentaba romper la nube utilizando cohetes o mediante el sonido de las campanas.

Por cisimo